viernes, 15 de julio de 2011


Momentos en los que piensas que debes gritarle al mundo lo que sientes, pero que en cambio te lo guardas para ti misma. Veces que crees que tus amigas te lo cuentan todo, y en cambio tú a ellas sólo les cuentas una pequeña parte. ¿Cuántas veces te has sentido mal? Miles, y en cambio ellas sólo saben cientos. Y no, no quiero desvelar todos mis secretos, ya que son míos, y hago lo que me de la gana con ellos. Al igual que a ti no te obligo a que me cuentes nada. Son esas historias en mi cabeza, que hacen que me sienta mal, bien, depende. Veces en las que ni con tu serie preferida se pasan tus enfados. Y todos los momentos en los que me han preguntado ¿qué tal?, y yo con una sonrisa he dicho que bien, cuando en realidad pensaba: "Vete, no quiero hablar con nadie, quiero estar sola, déjame aquí, en paz, no quiero contártelo para que me des un consejo, quiero arreglarme sola, tener un poco de mundo, para mí sola." Y después he mantenido una conversación como si nada hubiera pasado. Todos esos momentos en los que te sientes insignificante, en los que piensas que nada vale para nada. Todos esos momentos, forman parte de una vida, mi vida, y la verdad, no será la mejor, la más bonita, ni la más agradecida, pero me tengo que conformar, no puedo volver atrás, aunque si volviera, pocas cosas cambiaría, mi vida es así, y así la quiero, me da igual que vaya mal, solucionaré la ecuación, y actuaré a mi manera.


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