domingo, 8 de mayo de 2011


Black Swan es una película de suspenso y horror, por el trasfondo psicológico que aborda. Nina es una bailarina brillante pero totalmente desequilibrada, magistralmente interpretada por Natalie Portman. Su deseo de encontrar la perfección se vuelve una obsesión al grado que el sacrificio y la desperacion por el éxito.

El mayor conflicto inicia cuando Nina, que forma parte de una compañía de ballet en Nueva York, es elegida para liderar una producción. La mezcla de las percepciones de Nina son tan escalofriantes que te llevan a pensar que se trata de algo sobrenatural o por otro lado,  el producto de una mente totalmente enferma.

Nina se siente muy presionada, tiene encima a una madre frustrada,  excesivamente exigente y manipuladora (Barbara Hersey) que la trata como si fuera una niña (aunque en esencia lo es) No esta preparada para la vida, solo para las rutinas de ballet que supervisa esa mujer que siente que quiere proyectarse a través de los logros de su hija. Nada mas de pensar en tener una madre así, se me eriza la piel.

Por otra parte el director de la compañía (Vincent Cassel) esta empeñado en despertar en la joven la sensualidad, sexualidad y desinhibición aparentemente necesarias para interpretar el papel del Cisne Negro, pero de una manera casi perversa, que confunde aun mas a una mente que ya de por si esta confundida.

Hay muchas transformaciones en el personaje de Nina, y mucho conflicto interno. Pero la mas impresionante es cuando se estrena el espectáculo y logra convertirse en el Cisne Negro con todo su esplendor. Sus movimientos son firmes y preciosos, no existen las dudas ni los retos ni los miedos; hasta su semblante cambia, su mirada es desafiante, malévola y provocativa. Quizás esa Nina fue la que siempre existió y solo un evento de esta naturaleza logro liberarla. Sí, logró complacer a todos. Los sorprende de manera soberbia. Las inhibiciones desaparecen pero a un precio demasiado caro, dramática y cruel. Y aunque las presiones  existen como en la mayoría de los casos, insisto, el peor enemigo generalmente habita en uno mismo.





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